En ese infinito, nuestro final, de Gemma Files
Intersticio: m. Hendidura o espacio, por lo común pequeño, que media
entre dos cuerpos o entre dos partes del mismo cuerpo.
Pero ¿Qué ocurre si hay más intersticios de los que creemos?
«Porque lo que he
aprendido es que nuestro mundo es mucho más poroso de lo que parece y está
repleto de lugares oscuros, lugares tenues, lugares débiles, lugares malos.
Lugares de esa oscuridad más grande y profunda que nos rodea, desde las que
otros seres se asoman; desde ese otro macroverso desconocido, cuyo horrendo
contacto a veces sentimos, pero somos incapaces de percibir de otro modo, no
mientras usemos nuestros sentidos humanos, tan limitados, por desgracia».
Y, sobre todo, ¿y si los intersticios no son tales, sino que están rellenados,
habitados, por entes, seres, fuerzas, energía o estática que no deberían-no
podrían estar ahí? O, visto desde otro modo, ¿y si hubiera intersticios donde
no debería-no podría haberlo?
«La vista se me
deshace hasta el punto de que la pared no parece más que una nube arremolinada,
un cumulonimbo turbulento; se está desmenuzando, desintegrando, como yo. La
pared se pixela como estática y después empieza a aclararse; sus átomos se
separan, se vuelven intangibles. Y, en el centro de ese gris hirviente, veo
algo más, algo nuevo que se forma: pálido, rodeado de oscuridad, una herida
infectada monocromática que se abre paso a través de una piel incolora. Y esa
cosa alarga los brazos hacia mí».
Interesante, ¿verdad? Inaudito. Original. Pues Gemma Files —de
cuya imaginación ya hemos disfrutado en los dos anteriores volúmenes publicados
por La biblioteca de Carfax: la novela Experimental Film y Eso
no es para ti, otro conjunto de relatos imprescindibles— lleva esta idea
original a multitud de supuestos y hasta sus últimas (ultimísimas, en algunos
casos) consecuencias. Es entonces cuando descubrimos que no solo son buenas
ideas, chispazos de genialidad, sino una habilidad y un esfuerzo, además de dotes,
para desarrollarlas y exprimir su máximo potencial. Creedme, algunos relatos no
son nada fáciles de leer, cuanto menos de escribir para que se entiendan
perfectamente. (Nota bene1: y mucho menos traducir, pero para ello está Pilar
Ramírez Tello, a quien imagino sudando la gota gorda mientras traducía y sonriendo
satisfecha tras hacerlo; siempre en mi pódium de traductores de terror).
Una última pregunta:
¿y si los intersticios habitados estuviesen dentro de nosotros de modo carnal, dando
lugar a una igualdad a tres bandas entre eclosión, parto y metamorfosis?
«Siempre siento
como si me tragara viva. Como si me tragara, aunque sin digerirme jamás».
Estos son los dos
ejes temáticos en los que se mueven los quince relatos que componen el volumen,
ambientados muy certeramente en Canadá, no sólo porque sea el país casi natal
de Gemma Files, que se mudó con apenas un año de vida, sino porque sus grandes
extensiones de bosques, densos de todo menos de humanidad, y, por tanto,
lugares ideales para un tipo de terror llamémoslo cosmológico, suponen una
contraposición ideal a los relatos que surgen de los espacios más cerrados de
un apartamento, microcosmos en sí mismos. En la ordenación de los relatos, tras
el primero, que incluye ambos ámbitos, parece haber una deriva de ambientación
desde las casas a la naturaleza. Mientras escribo esto, pienso que se podría
tratar de un hermoso traslado de la imagen de la eclosión desde el interior de
los relatos a su disposición en el libro. De un terror claustrofóbico a espacios
abiertos.
Así están las
cosas muestra un
apocalipsis de lo más insospechado, además de psicoterapéutico para la
protagonista, cuyas escenas más plásticas son dignas de ser filmadas por el
David Cronenberg más inspirado. (Nota bene2: vuelvan a ver la portada de
Rafael Martín Coronel una vez terminado el relato. Este hombre no deja
de asombrarme con cada nueva ilustración).
Bombilla es un relato de casas encantadas del
XIX, pero donde el fantasma está representado por la electricidad, un ser
lovecraftiano en el más ordinario de los objetos.
«Porque la red eléctrica
es una telaraña de energía. O de fantasmas. Y hay cosas que viven en ella, a la
espera de alimentarse, como arañas».
El motel de las
marionetas ahonda en la idea
de los intersticios a través de la estática y los filamentos. Uno de mis favoritos.
Acércate más, otro relato sobre casas encantadas,
pero que destaca —y seguirá destacando— por lo original de su propuesta: una
casa, infestando otras casas, se muestra por fuera como un anzuelo hasta que
entres y te hagas parte de ella, literalmente.
«La primera vez
que la fotografías, la casa está en otra calle distinta, doblando la esquina,
más cerca del paso subterráneo. En junio, ha llegado a tu calle.
»En octubre, es
la casa de al lado».
En Siempre
después de las 3 se intensifica la idea de la casa como ser amenazante, con
la oxímoron hogar desconocido en su máxima expresión. Una invitación que no
deberías aceptar y no puedes evitar hacerlo.
Fotograma recortado, que bien podría aparecer como relato
extra en una edición de Experimental Film, encajaría muy bien llevado a
la pantalla como una película de serie B acerca de la brujería y la fascinación
a través de la lente de una cámara de cine. Eso sí, con Vincent Price redivivo
en su elenco, por los dioses.
Manos frías y
delgadas haría las delicias
del Arthur Conan Doyle embelesado con las hadas (también lo haría Cuco).
Si antes del leer el relato uno piensa que es un título ñoño, tras acabarlo, afirmará
que es sutil y hermoso, como deben de ser las hadas; eso sí, también cruel y
salvaje, como seguramente lo fueron (o son). Un caso singular de posesión larvaria,
de vampirismo morador. Una sangrienta fábula sobre lo que significa la relación
entre madre e hija. Estos ecos de la familia se mostrarán también en los
relatos La iglesia de las montañas, Aullido y, sobre todo, Mira
arriba y Cuco.
Venio supone un curioso caso de posesión en
grupo, donde los intersticios están entre la literatura y la realidad.
La iglesia de las
montañas da una vuelta
de tuerca y añade un tercer vértice al de la realidad y la literatura, el cine.
Este intersticio será hecho carne, siempre de dentro a afuera. Una posesión y
un parto. El relato más adictivo de todos. Da para thriller de investigación.
De los buenos.
La luna llena del gusano es quizá el relato más onírico, una
metamorfosis que viene tanto del interior como de la tierra: el hongo, el
gusano, el hombre.
Lugares oscuros y
lejanos, quizá otro
de mis favoritos, juega con los intersticios a escala universal: los huecos que
no se llenan más que de oscuridad tras choques de planetas y una secta para
unirlos. Un apocalipsis que no es final sino principio, y una revelación que es
más que nada ocultación. El terror cósmico más puro.
Cuando termino de
leer un relato de Gemma Files, me siento cansado, pensativo, completo. Me digo
que he de parar un tiempo antes de comenzar otro. No me suelo hacer caso.
(Nota bene 3:
las ilustraciones interiores, a lápiz, son de la propia Gemma Files. No pueden
ser más apropiadas por lo escalofriantes).
Información de la contraportada:
«“Se le torcía la
clavícula, un bulto se le desprendía del cuello, se abría y le crecían los
ojos; las costillas se desgajaban como una tapa con bisagras y dejaban que una
copia viscosa de su torso se abriera paso desde dentro; una puñetera mano, la
tercera, le salía justo de la espalda, desgarrándole la camiseta. Otra cosa
(otra persona) lo reventaba para salir de él, como si Gaz fuera una piel
convulsa de la que desprenderse, sin importarle el desastre que dejara a su
paso.” Así están las cosas
»En este volumen se
recogen quince nuevas pesadillas seductoras, escalofriantes y repletas de
terror existencial.
»Obra ganadora del
premio Bram Stoker 2021 a la mejor antología».
Datos
técnicos:
In
that Endlessness, Our End. Gemma Files, 2021.
Editorial:
La
biblioteca de Carfax, julio 2024 (Las editrices S.L.)
Traductor:
Pilar Ramírez Tello.
Ilustrador
de portada: Rafael Martín Coronel.
Ilustraciones
interiores: Gemma Files
Tapa
blanda con solapas. 14 x 21 cm.
Número
de páginas: 416.
PVP: 23€.
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