Bocadáver y otras autobiografías, de John Langan
De niño, en misa, junto mi madre, muy católica, luchaba
contra mi creciente ateísmo mirando fijamente el cirio del altar y jugando a solapar
en mi mirada su llama con la del crucifijo. Imaginaba que, si la mantenía fija
el suficiente tiempo, la llama se agrandaría, azulada, y Cristo, desclavándose
de la cruz, se descolgaría y cruzaría para asegurar mi fe. Ya adolescente,
perdida la batalla del cristianismo, el entusiasmo y la mitología me llevó al
politeísmo; me fascinaba la idea de dioses y hombres pisando la misma tierra. Ello
me llevó, por un lado, a estudiar lenguas clásicas y, por el otro, a adentrarme
en la literatura y el cómic de terror (¡veo tanto de Hellboy en Bocadáver!).
Ahora, en mi adultez, ejem, cada vez que narro ciertos hechos que se pierden en
la bruma de los tiempos a mis alumnos, les instigo a que emborronen la línea
limítrofe de la realidad. De las realidades. “Hay muchos otros mundos, pero
están en este”, les repito como dogma particular.
En las historias personales de Bocadáver y otras autobiografías,
muy reales (Monstruos caseros) —a este respecto sus Notas sobre los
relatos son muy jugosas—, la membrana que rodea este mundo en el que vive
John Langan (con otros nombres, pero todos son él) se desgarra en algún momento-en
algún lugar-en alguna vivencia para que irrumpan otros mundos-otros seres-otras
visiones. Ello no desatará el apocalipsis ni el ragnarok, pues esa cáscara, tal
y como se descascarilla, se recompone, quedando este mundo igual, lo cual
conlleva a que esta interconexión entre realidades mantenga un equilibro, y que,
por tanto, lo que cobre importancia en los relatos sea la historia personal que
está contando; eso sí, ilustrada-realzada-subrayada por unos hechos fantasiosos
las más de las veces y muy terroríficos cuando el autor así lo desea (Kore,
Pesca con espejo).
Así, priman en estos relatos las relaciones familiares,
sobre todo entre padre e hijo, que es la que más aparece; eso sí, la fuerza de
aquellos en los que la madre se yergue como protagonista (Kore y, sobre
todo, Caoineadh), es arrebatadora.
La relación con el padre es distante, a veces conociendo partes
de su vida una vez ya fallecido, a través de sus parientes (Bocadáver).
En otros, el momento de unión es el miedo, que hace de catalizador para el
sacrificio del padre. El padre perdido, el padre recuperado, las distintas formas
del padre (Sombra y sed). Otras veces, la figura paterna es representada
por un familiar, un profesor o un amigo.
En otros momentos la relación es con alguien que aún no ha
nacido ni nacerá, ese miembro de la familia que se fue antes de llegar, relato
este donde la fragmentación de sitios que no existen, porque son vidas que no
se vivieron, lo dota de una visión imaginativa singular (Las fauces abiertas
de Caribdis).
Por último, la relación parental no es sólo con personas. Hay
en estos relatos una declaración manifiesta de John Langan a su relación íntima
con la literatura (Ancla), al arte de la narración oral (Caoineadh),
con la música (Fuera de casa, vigilando a los cuervos), incluso con la
aventura del misticismo (Lo que se pierde, lo que se deja ir, Suplemento),
al mismo oficio de escribir, a sus amigos escritores y a sus maestros cuya
senda sigue. Por este u otros mundos. O por este mundo que es los otros
también.
“Mis padres eran grandes narradores, pues procedían de una
época y un lugar cuyas fuentes de entretenimiento era más limitadas en número,
disponibilidad y accesibilidad, lo que significaba que la habilidad para contar
un incidente divertido o cantar una canción favorita se fomentaba y se valoraba
(…) Gracias a las historias de nuestros padres parecíamos estar entretejidos en
algo más grande que nosotros mismos, unidos en una narración cuyos comienzos se
remontaban a tiempos anteriores a nuestro nacimiento y a tiempos aún más
lejanos”.
Cuando cierro Bocadáver, siento que John Langan, a
través de sus autobiografías, ha dado altura y profundidad a mi percepción del
mundo, a mis relaciones personales.
Información de la contraportada:
“La mayor parte estaba hecho de un barro muy espero y del que
chorreaban gotas de agua. Por fuera aparecía cubierto de arriba debajo de chatarra:
latas de cerveza aplastadas, fragmentos de cristales rotos, cartones y
periódicos empapados, trozos de plástico, metal y madera. Aquí y allá, rocas
tachonadas de percebes le necrosaban la piel. En otras partes, se arracimaban
bandadas de mejillones negros y brillantes. Las algas cubrían sus hombros, a
ambos lados de una cabeza formada por el cráneo roto de una vaca o un caballo.
Le faltaba una mandíbula inferior y su boca era un agujero abierto en una
garganta fangosa.”
Bocadáver y otras autobiografías es una
colección que recoge once relatos del autor estadounidense John Langan en los
que se hace valer del terror cósmico para contar historias profundamente
personales.
Datos técnicos:
Bocadáver y otras
autobiografías (Corpsemouth and Other Autobiographies). John Langan, 2022
(relatos aparecidos en diversas publicaciones entre 2014 y 2017, más un último
original para esta publicación).
Editorial: La
biblioteca de Carfax. Mayo, 2024.
Introducción de
Sarah Langan.
Traductor: Alberto
Chessa.
Ilustrador de la portada:
Rafael Martín Coronel.
Tapa blanda. 14 x 21
cms
Número de páginas: 384.
PVP: 23,00.
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